ORACIÓN A LA VIRGEN DEL SALIENTE
Gloriosa Virgen María
que en la cumbre del Saliente
eres luz resplandeciente
para aquel que a Ti confía
su triste vida doliente;
estrella resplandeciente,
que has mantenido encendida
la esperanza en la venida
de ese Jesús indulgente,
que es el Camino y la Vida;
Tú eres la fuerza y el brío
en este mar proceloso
del que singla temeroso
en pobre y frágil navío
el mundo tempestuoso.
En este valle de abrojos
siempre mi refugio has sido,
muchas veces he caído
más mirándome en tus ojos,
levantarme he conseguido.
Mi tiempo se ha consumido
y hasta que llega el momento
del reencuentro que presiento
con los que me han precedido
sólo Tú eres mi sustento;
Tú eres mi amparo y mi aliento
en este peregrinar;
mas sabes que el caminar
debe de hacerse con tiento,
que se tropieza al andar
que no me vaya a quedar
ahora que ya estoy llegando,
ahora que estoy terminando
y dispuesto ya a gozar
lo que he vivido soñando.
Y a los que vienen andando
recorriendo su camino
que tu regazo divino,
ya que en Ti están confiando,
sea también su destino.
Y todos en Cristo unidos,
los que aquí peregrinamos,
los que ti, Madre, clamamos
llorosos y compungidos,
que a reencontrarnos volvamos,
que a amarnos volver podamos
y en comunión permanente
vivamos eternamente
en el Jesús que anhelamos,
Virgen del Saliente.
Pelayo Gallego Uclés