HISTORIA DE LA
IMAGEN Y SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL BUEN RETIRO
DE LOS DESAMPARADOS DEL SALIENTE
La villa de Albox, perteneciente a la
Provincia y Obispado de Almería, está situada en una hermosa llanura
sobre la rambla del mismo nombre.
Corrían los primeros años del siglo XVIII,
centena de tristes recuerdos que concluyó con la revolución
francesa, y apagando la lámpara del Santuario, paseó en triunfo la
diosa de la razón, cortesana impura honrada con las mas horribles
hecatombes. Este siglo fue el padre y maestro de este en que vivimos
y en el que nuevos apóstoles de la impiedad, vienen trabajando sin
descanso por arrancar la fe de los corazones católicos. Dios no ha
dejado jamás de obrar prodigios y manifestar su protección á
aquellos que le temen, y que no habiéndose contaminado con las
doctrinas del error, son sencillos y puros de corazón
Lázaro de Martos Verde el-Pino, era hijo de unos honrados labradores
de Albox, y su ocupación la de guarda de ganado mular. Se infiere
que este joven debía ser sencillo de corazón, honrado y de puras
costumbres, cuando mereció ver por sus ojos brillantes cual la
aurora de la mañana, bella cual la estrella precursora del día al
levantarse sobre el horizonte, y brillante como los encendidos rayos
del monarca de los astros en la mitad de su carrera, a la soberana
Emperatriz de todos los Serafines
Es
tradición constante, que hallándose el referido Lázaro a las faldas
de la sierra del Saliente, y siendo como la mitad de la noche, oyó
entonar cánticos sagrados, apareciéndosele en el mismo instante la
Santísima Virgen María. Sensible es ciertamente que nada mas añada
la tradición acerca de este prodigioso suceso; pues es de creer que
al verificar la Madre de Dios este aparecimiento tuviese algún
objeto, ó dirigiese algunas palabras al dichoso mortal que disfrutó
de su vista, palabras que tal vez tendrían relación con los sucesos
futuros de los que hemos de ocuparnos. Tal vez la humildad le hizo
guardar silencio: pero es lo cierto que abandonando desde entonces
su habitual ocupación, se dedicó a los estudios eclesiásticos,
recibiendo mas tarde las sagradas órdenes, habiendo llegado a ser
beneficiado y cura de la parroquia de Albox.
Guardaba en su corazón el dulce recuerdo del
favor singular que recibiera de la Virgen María teniendo presente su
fisonomía y hasta sus más mínimos detalles. Obediente a una
inspiración interior ó tal vez a una orden expresa de la Señora que
le fuera comunicada en la noche feliz de la aparición fue su primer
cuidado, luego de haber tomado posesión del curato, de hacerse con
una Imagen de Nuestra Señora, que fuera lo mas parecida posible al
original que había visto en la falda de la Sierra del Saliente, para
que fuera objeto de veneración para los fíeles de aquella localidad.
Al efecto fueron comisionados dos individuos elegidos por el
expresado cura, don Roque Tendero Olivares y el Ayuntamiento de la
villa, dándoles instrucciones para que fuesen a la ciudad de
Granada, y allí se hiciesen de la deseada Imagen.
Llegaron
los comisionados a Guadix, donde determinaron pasar la noche y
descansar de las fatigas
del viaje. Hospedáronse a este fin en una posada, en la que
preparada la cena se les presentó un sacerdote desconocido, con el
que se pusieron a departir amigablemente. Versó la conversación
sobre el objeto del viaje que habían emprendido, manifestando al
sacerdote los deseos que tenían de encontrar una Imagen de la
Santísima Virgen, según las instrucciones que le habían sido dadas.
Luego que el sacerdote los hubo escuchado les manifestó que él
poseía una imagen que creía les había de agradar, y que sí querían
pasar a verla, entrarían en trato toda vez que les conviniese.
Accedieron á ello y acompañados del sacerdote se dirigieron á una
casa, donde aquél les mostró la Imagen de que les había hablado.
Agradóles sobre manera á los comisionados de Albox, los que habiendo
quedado convenidos en el precio, la condujeron llenos de gozo á la
posada. Trataron de entregar la cantidad estipulada al sacerdote;
pero éste se negó á recibirla pretestando no querer llevar dinero de
noche y ofreciendo volver a la mañana siguiente.
No cabían en sí de puro gozo los comisionados que
sentían rebosar sus corazones en las mas dulces expansiones,
deseando regresar á su pueblo creyendo que habían desempeñado
satisfactoriamente su cometido. Durante la noche no pudieron cerrar
sus ojos y la pasaron en su mayor parte hablando de la Imagen.
Al día siguiente, desde el amanecer esperaron al sacerdote para
satisfacerle y emprender el viaje de regreso. Pero en vano. Aquel no
pareció. Impacientes en el deseo que les animaba de verse de nuevo
en Albox, salieron á buscar la casa donde habían recibido la Imanen
la noche antes, pero todas sus pesquisas fueron infructuosas:
preguntaron por todas partes; pero nadie les dic razón alguna del
sacerdote, ni de la casa, y así ellos, juzgando prudentemente que
todo aquello era providencial, determinaron volverse al pueblo, como
lo hicieron después de haberse convencido de lo infructuoso de sus
diligencias.
Apenas don Lázaro de Martos hubo visto el bellísimo simulacro
llenóse de regocijo, afirmando que era exactamente el mismo que se
le había aparecido, siendo extraordinaria la alegría de todo el
pueblo. Por esta Imagen había Dios determinado favorecer de un modo
extraordinario á los habitantes de aquella localidad á la que no
tenemos dificultad en llamar, heredad predilecta de María.
¡Feliz Albox! abre tus puertas y tañendo los
instrumentos músicales; recibe como á un ángel de ventura, a la
hermosa Esther que intercederá continuamente por ti: a la valerosa
Judith, que con mano fuerte cortará la cabeza al monstruo infernal
para que no os arrastre por las sendas de la perdición. María te ha
elegido por su pueblo propio y peculiar, para que permanezcan
siempre fijos en ti sus ojos y su corazón. Esa Imagen, objeto de
adoración, es la prenda de un amor mutuo y permanente entre la Madre
de Dios y vosotros.

Hablamos de una tradición, que como todas es objeto de censura para
la crítica mordaz; pero guiados por nuestra fe, apreciamos los
privilegios de una especie de Patronato, en que están cifradas las
glorias y las esperanzas de un pueblo, y tratamos al mismo tiempo de
hacer conocer á sus habitantes la importancia de las obligaciones
que han contraído con María.
El impío no está dispuesto a creer lo que está más allá del alcance
de sus sentidos !olvida cuán menguada es la inteligencia humana!
Nosotros creemos que Dios puede hacer milagros y que los hace
continuamente en favor de las criaturas. Las páginas de ambos
Testamentos nos refieren multitud de prodigios. Dios es el autor de
la naturaleza y le ha dado leyes. ¿No podrá suspender estas leyes a
su arbitrio? Todo cuanto existe está sujeto a su voluntad y dominio.
Quiso favorecer al joven Tobías y dispuso que uno de los siete
ángeles que están siempre en su presencia, le apareciese en forma de
hermoso mancebo, acompañándole en su viaje. Tres ángeles se aparecen
también bajo forma humana al patriarca Abraham. ¿Por que no nos ha
de ser lícito pensar que el sacerdote que entregó la bella Imagen,
que nos ocupa, a los comisionados de Albox, era tambíen un ángel
enviado por el Señor, para hacer donación de joya tan admirable? Las
circunstancias todas que concurrieron y que dejamos referidas así
nos lo hacen pensar, si bien no damos al hecho otra fe que la
puramente humana, porque sólo a la Iglesia pertenece decidir en
cuestiones de esta naturaleza.
El referido don Lázaro Martos, y don Roque Tendero Olivares, que era
también beneficiado de la Iglesia parroquial, concibieron el
proyecto de edificar una ermita, en el mismo sitio donde el primero
de ellos se hallaba guardando el ganado, cuando se le apareció la
Señora, y que es una explanada que forma la escabrosa sierra del
Saliente a dos terceras partes de su falda, con el objeto de colocar
en ella la Imagen de Nuestra Señora, y que recibiese culto.
Con fin tan piadoso, acudieron a impetrar la licencia del Prelado
que lo era a la sazón don Fr. Manuel de Santo Tomás (Dominico), el
cual habiéndoles recibido con benignidad, les concedió el oportuno
permiso, en el día 11 de Marzo de 1712.
Mas de cuatro años duraron las obras, y terminadas que fueron, fue
bendecida la ermita con autorización del Prelado que era entonces de
Almería, don Jerónimo del Valle Ledesma, y colocada en ella la santa
Imagen, que empezó desde entonces a ser objeto de la mayor
veneración, no solo por parte de los vecinos de Albox, sino también
de los habitantes de los pueblos comarcanos. Su título es, Nuestra
Señora del Buen Retiro de Desamparados, aunque comúnmente es
conocida por la Virgen del Saliente, por ser este según hemos dicho,
el nombre de la sierra donde se halla.
La
Imagen de Nuestra Señora de los Desamparados es bellísima, y no
puede mirarse sin sentirse dulcemente impresionado. Su aptitud es de
la Asunción a los cielos, cuyo misterio parece representar. Holla
con sus pies una serpiente de siete cabezas, y apoya ambos sobre una
medía luna: su mirada está fija en el cielo; su estatura es como
unos cuarenta centímetros; su rostro fino y sin el más ligero
defecto: su vestido exterior que es de la misma materia de la Imagen
es blanco é imita al tisú de oro, sembrado de delicadas rosas
encarnadas; su manto azul con estrellas doradas como henchido por el
viento. Está la Imagen sostenida por dos Querubines tan delicados y
hermosos que no desmerecen en nada del mérito de la Señora, sus
ropas son también finísimas de varios colores, figurando el tejido
del tisú y su posición como haciendo esfuerzos para levantarla en
alto y conducirla al cielo. Todo el conjunto de tan bello simulacro,
admira, arrebata la atención y mueve el entendimiento a la
contemplación de las gracias, la hermosura y los demás dones con que
fue enriquecida y adornada, la criatura feliz y bienaventurada que
fue preservada de toda mancha desde el principio y antes de los
siglos para Arca verdadera de la nueva alianza, Madre del Redentor
de la estirpe culpable, y vida, dulzura y esperanza de los míseros
mortales. El que por primera vez visita a la Santa Imagen de Nuestra
Señora del Saliente, no puede menos de exclamar como la reina de
Saba en presencia del sabio hijo de David: «cuanto veo es superior a
lo que canta la fama.»
La devoción a esta Señora cundió con tanta rapidez,
que su pequeña ermita donde hemos dicho que fue colocada, se veía
continuamente llena de fieles que acudían a venerarla, y a impetrar
por su intercesión las misericordias del Señor. Esto movió al
beneficiado don Domingo Oller a solicitar permiso para ensancharla,
alegando en su petición, no solamente su estrechez, sino también la
próxima ruina que la amenazaba por estar carcomida la madera del
techo. El permiso fue concedido por el cabildo eclesiástico de
Almería en 13 de agosto de 1761, y confirmado en 2 de marzo del
siguiente año por el obispo don Claudio Sans y Torres.
La
obra se llevó a cabo con mayor suntuosidad y grandeza que la que
podia esperarse, invirtiéndose en ella cuantiosas sumas, que aprontó
para este efecto el Reverendo Obispo de Almería, á cuya diócesis,
como hemos dicho, pertenece el pueblo de Albox, ígnorándose la
primitiva procedencia de los fondos: Sin embargo, refiere la
tradición y es creencia generalmente admitida, que un marino librado
de un naufragio, a quien en medio del peligro se le apareció la
Santísima Virgen en la forma que tiene esta Imagen hizo un voto, y
ganoso de cumplirlo habiendo arribado al puerto de Almería, la buscó
solícito en las provincias de Valencia, Murcia y en esta de Almería;
y habiéndola hallado por fin en la sierra del Saliente, entregó al
Prelado los fondos necesarios para edificación del Santuario. Este
agradecido devoto de la Santísima Virgen, conocía perfectamente el
espíritu del cristianismo, y huyendo de las alabanzas mundanas,
quiso cubrir su suntuosa dádiva con el velo del incógnito. Por esta
causa nos es, imposible satisfacer la religiosa curiosidad de los
lectores consignando su nombre, si bien la tradición se ha encargado
de transmitir de una en otra generación el hecho.
Construyóse, pues, un magnífico edificio con
su Iglesia a la parte de poniente, formando todo un paralelogramo,
de mucha solidez, perteneciendo su arquitectura al orden compuesto.
Tiene la Iglesia cinco altares y sobre el del centro o mayor hay un
camarín en el que está colocada la hermosa y milagrosa Imagen de
Nuestra Señora, cuya descripción hemos hecho, aunque en ligero
bosquejo por no permitirnos otra cosa la escasez de nuestros
conocimientos, a la que puede suplir la buena voluntad que nos
anima.
La fiesta principal de esta sagrada Imagen se celebra el 8 de
Septiembre, día de la Natividad de la Señora. Representando la
Asuncíon, parece natural debía verificarse el 15 de Agosto, en cuyo
día celebra la Iglesia esta festividad. Tal vez por las excesivos
calores del estío, o por la ocupación de los labradores en aquella
época del año, se trasladaría al día referido.
Describir
ahora el entusiasmo y regocijo, la animación religiosa con que es
celebrada la fiesta de Nuestra Señora del Buen Retiro o Desamparados
del Saliente, es empresa difícil de llevar a cabo. La pluma no puede
dar cuenta de un espectáculo tan tierno como encantador.
Muchas son las romerías que en determinados días del año se hacen en
España a diversos santuarios. En su origen estas romerías eran
piadosas y los que las hacían no tenían otro objeto que cumplir
promesas que habían hecho, visitar las imágenes objeto de veneración
para los pueblos y dar público testimonio de fe católica. Entre las
mas notables de ellas podemos citar la de San Isidro en la corte de
Madrid, y la del Santísimo Cristo de Torrijos en Sevilla.
Desgraciadamente la impiedad que todo lo invade, los trastornos por
que ha pasado nuestra trabajada patria, la sangrienta guerra civil
que por espacio de siete años ha sido un terrible azote con que el
Señor nos ha afligido y castigado, todo reunido ha dado al traste
con las buenas costumbres, ha hecho bambolear los cimientos de la
moral cristiana y ha arrancado la fe de muchos corazones. Así pues
no podemos menos de confesar con dolor que la mayor parte de las
romerías religiosas se han convertido en gentílicas bacanales, que
no pueden ser agradables a la divinidad. Con algunas honrosas
excepciones presentan a los ojos del cristiano fiel y observador, un
triste espectáculo.
Tenemos la mayor satisfacción en consignar,
que lo que acabamos de decir no tiene lugar en la popular fiesta y
romería de la Virgen del Saliente. Allí todo es fe, todo piedad,
todo santo entusiasmo. Sí es una triste verdad que el ángel de la
incredulidad, cierne sus negras alas sobre la familia humana, si ha
podido la impiedad hacer algunos progresos en la España, país
eminentemente católico, trono de los Recaredos y Fernandos, y patria
de Teresa de Jesús y de otra multitud de santos, no ha podido
penetrar en aquella feliz comarca, protegida especialmente por la
Virgen María. Allí se ven aun los restos de los antiguos tiempos y
las costumbres patriarcales que resplandecían en nuestros mayores.
¿Será tal vez que en aquellos pueblos no ha resplandecido aun la luz
de la moderna civilización? !Desgraciado progreso el que arranca la
fe de las familias y la tranquilidad al corazón!

A la fiesta de nuestra Señora del Saliente
concurre un gentío inmenso de todos los pueblas circunvecinos hasta
la distancia de diez, doce y mas leguas. Ricas cabalgatas, reuniones
o grupos en los que se ven niños que aun juguetean en el regazo
materno, apuestas doncellas llenas de gracia y de candor, ancianos
cuyas piernas apenas pueden sostener el peso de sus cansados
cuerpos, corren presurosos a ofrecer homenajes de respeto a la Reina
del cielo y de la tierra. Entre los que entran de rodillas desde la
puerta del santuario hasta el altar se advierten personas de toda
edad, sexo y condiciones. Por todas las avenidas escúchanse las
inocentes canciones del país acompañad as de instrumentos rústicos.
¡Que cuadro tan consolador! A su vista se cree el hombre de fe
trasladado a los primitivos tiempos del cristianismo, a aquellas
asambleas de fieles que vivían unidos por los estrechos vínculos de
la caridad en la adoración del verdadero Dios.
Tal es la devoción que se advierte que no es
raro ver personas que arrodillándose a la falda de la sierra suben
de aquél modo hasta llegar al santuario, atravesando la dilatada y
penosa pendiente, siendo en mucho mayor número los que en
cumplimiento de promesas hechas en días de calamidad suben
descalzos.
La función religiosa da principio con las
vísperas solemnes que se cantan en la tarde del día siete, Rosario
por la noche, después del cual es sacada procesionalmente la Imagen
por la explanada que forma la falda de la sierra en el sitio del
santuario, a tal elevación que desde ella se ve el mar que dista
nueve leguas, y las embarcaciones que le surcan. En el siguiente día
ocho se celebra la función dando principio haciéndose nueva
procesión con la Imagen, y misa solemne con Diáconos, en la cual se
pronuncia el Panegírico de la Señora, por algún orador sagrado de
los de más reputación, que lo hacen por lo común sin retribución
alguna, habiendo casi siempre quien pretenda ocupar la cátedra
sagrada, por el honor de elogiar a la bienaventurada Madre de Dios
en este su bello simulacro.
Terminada la función, que por lo regular suele ser entre las doce y
la una del medio dia, empieza a desfilar el concurso en numerosos
grupos por distintas direcciones, que en aquellas escabrosidades
presentan un golpe de vista sorprendente. En los días festivos
siguientes hasta el 29 de septiembre en que se celebra la festividad
de san Miguel Arcángel, la concurrencia del santuario es también
bastarte numerosa, en la que como en la principal, se hacen muchas
limosnas, con las que y las que recogen los limosneros del santuario
se sostiene el culto.
Para atender al cuidado del santuario hay un
coadjutor retribuido en la actualidad por el tesoro publico a cuyo
cargo están los libros de las entradas y salidas de fondos, bajo la
inmediata intervención del cura Párroco, cuyas cuentas se rinden
cada año al Diocesano. Hay además tres hermanos limosneros, y otra
persona destinada al aseo interior del santuario.
La
tierra en que se halla situado dista de la villa de Albox unos 17
kilómetros hacia la parte N. colindante con los términos
jurisdiccionales de Oria y Vélez-Rubio: es llamada del Saliente. sin
duda por hallarse a esta parte su falda principal, y el cerro mas
elevado de ella está a 1500 metros sobre el nivel del mar, y se
llama desde tiempo inmemorial el cerro de Roél: su falda es de unos
400 metros de elevación de una penosa y escabrosa pendiente; y a las
dos terceras partes está construido el santuario contra la misma
falda en una explanada formada al parecer sobre gruesos peñascos por
el arte. A la parte E. se ve una hermosa y cristalina fuente que
aunque escasa, brota un agua saludable, y suficiente para el surtido
de la casa y para el riego de un pequeño huerto que hace aquel sitio
agradable y ameno.
La vía que conduce desde Albox al santuario; es una rambla amena por
la vega y arbolado que tiene a ambos costados casi en toda su
extensión, y al llegar a la sierra, la subida es una cuesta tortuosa
y algo pendiente, cuyo áspero terreno hace penoso el tránsito: más
el deseo de ver a la santa Imagen hace trepar por do quier a las
gentes sin que haya uno sola que diga que ha subido cansado, pues
cansancios, pesares y disgustos, todo desaparece al presentarse a
las puertas del santuario.
Hemos dicho que la santa Imagen de Nuestra Señora de los
Desamparados del Saliente es objeta de grande veneración, no solo
por parte de los vecinos de Albox; sino también de los de todos los
pueblos comarcanos. Entre ellos el de Oria intentó con insistencia y
sostuvo pleito con Albox en demanda del terreno que ocupaba la
ermita y de consiguiente de la Imagen que en ella se veneraba por
suponerlo enclavado dentro de su jurisdicción. disculpamos a los de
Oria, por querer poseer una joya de tan inestimable valor. Después
de muchos años de competencia, fue decidido el pleito a favor de
Albox, con prohibición absoluta a Oria de intentar nuevamente la
demanda en tiempo alguno, según consta en documentos que se
custodian en el archivo de la Parroquia de Albox.
De vez en cuando, por acuerdo del señor cura
párroco y del Ayuntamiento es conducida la santa Imagen al pueblo,
bien en las calamidades públicas que amenazan o se experimentan,
bien para tributarle el debido culto, para lo que no se escasean
gastos de ninguna clase, para los que son suficientes las limosnas y
ofrendas voluntarias de los fíeles.
Admirable
y encantador es el espectáculo que presenta la salida de la
Santísima Virgen de su santuario y su conducción
a la Parroquia. Al toque de campanas que anuncia la triunfal marcha
de la Imagen de la Reina de los cielos se ven salir de los cortijos
y casas de campo que hay a uno y otro lado de la rambla, hasta la
distancia de dos leguas, numerosos grupos de hombres, mujeres y
niños de ambos sexos que apresuradamente se dirigen al camino a
despedir a la que es objeto de su cordial amor, y a contestar a las
salves que continuamente se cantan a coro, haciendo resonar entre
las selvas las voces de sus moradores ahogadas por los sollozos de
su religioso júbilo en unos, y el pesar en otros de verse privados
aunque por peco tiempo de la que es su consuelo y esperanza. Tanto
es el afecto que demuestran y de tal modo se agrupan al rededor de
la venerable efigie que se haría intransitable el camino, sin la
intervención de las autoridades y de la Guardia civil.
La Parroquia sale a recibirla a un cuarto de hora de distancia de la
población, llevando en procesión la Imagen de San Roque, como patrón
que es del pueblo, haciendo alto en la fuente llamada del Marqués,
situada a la izquierda de la ancha rambla, donde espera a la
Santísima Virgen.
¿Quien
podrá ahora describir el tierno espectáculo de la entrada de María
en su pueblo amado? ¿Quien se atreverá a pintar con vivos colores
las ovaciones que recibe, las entusiastas aclamaciones, las
bendiciones que resuenan por los aires? Todos los vecinos grandes y
pequeños esperan con santa impaciencia la venida de su amantísima
protectora, a la que reciben con el mayor regocijo y un afecto
verdaderamente fiel.
Es conducida la Santísima Virgen en un trono decente, aunque nunca
proporcionado al tesoro que contiene en un fanal que sobre él hay,
cubierto con un velo blanco, por cuatro hombres que se van remudando
con frecuencia desde la salida del Santuario hasta su entrada en la
Parroquia, teniendo alguna vez que intervenir la autoridad local que
con un sacerdote designado por el Párroco viene acompañándola por
evitar cuestiones que suelen promoverse, por tener el religioso
honor de ayudar a conducirla.
Frente a la Parroquia preparan los vecinos
una mesa adornada modestamente: en ella es colocada la Imagen donde
el sacerdote que la acompaña quita el velo que cubre al fanal,
quedando en profundo y religioso silencio el extraordinario número
de personas que no solamente de Albox sino también de los pueblos
inmediatos, han sido atraídas por la fervorosa devoción, con que por
todos es venerada. A1 descubrir la Imagen, un grito unánime de VIVA
MARÍA SANTÍSIMA, sale de los pechos de todo el concurso; entusiasmo
que hace verter lágrimas de consuelo a sacerdotes y legos, y cuantos
presencian este religioso acto. El hombre mas tibio en sus creencias
no puede menos de sobrecogerse y experimentar en aquellos momentos
sentimientos los más religiosos.
Descubierta
la Imagen, se adelanta el Párroco y haciendo una reverente
inclinación, la inciensa, y se entona el himno del Magnificat
dirigiéndose la numerosa comitiva a la Iglesia Parroquial, en medio
de aclamaciones, músicas, repique general de campanas y cohetes;
colocada des pues la Imagen en el lugar al efecto preparado se canta
una solemne Salve, con la que termina la función religiosa de
aquella tarde.
En los nueve días siguientes hay misa solemne,
novena, rosario y dos o tres días procesíon. Concluido el novenario
es llevada a visitar la ayuda de parroquia donde se celebra misa
solemne, y rosario por la noche, recorriendo varías calles siempre
con el mismo entusiasmo y devoción por parte de los fíeles.
Don Emilio
Moreno Cebada. Año 1.865
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